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Microrrelato sobre una ideación

"El día que fui internado, aunque fuese un día de locos, no había nada más loco que lo que pasaba en mi cabeza. Al despertar solo no podía más, no podía, y tan estúpido como suena agarre ropa de mi pareja y en chancletas o quizás descalzo huí a un parque a llorar. Son recuerdos muy borrosos, una amiga, un InDriver, un "por favor, no le cuentes", estaba tan avergonzado de mis emociones, de lo que quería hacer, de lo que hice, de lo que aun pensaba, me llevaron de urgencias y aun así, yo me sentía muerto, derrotado, y en el papel solo diría "ideación suicida estructurada, llanto frágil" en un reporte tan pequeño no alcanza, y sus pastillas no alcanzan, esas cosas, esos pensamientos inundaban mi mente y aunque fuera mayor de edad, era un riesgo para mi mismo. No, no podía irme.

Al ser trasladado, me hicieron preguntas, de esas que el medico siempre pregunta y luego algunas más profundas debido que iba a salud mental, "¿Qué te motiva?" Pregunto y en ese momento me pareció la pregunta más tonta del mundo, hasta que trate de responder y no pude.

Pase 10 días allí, 10 días aislado, pero cada día estaba más ansioso de que mi pareja me llamase, de mis amigos afuera llevándome cosas, que llegase la hora de bailar con mis compañerxs, quería leer, quería dibujar, al inicio no fuese así pero fue mejorando. Muchos profesionales me vieron y ajustaron mi medicación. Conocí personas estupendas, personas con quienes compartía miedos y otras que por fuera de esas paredes sabía que nunca les hubiese hablado, pero hablamos, jugamos fútbol, y dedique un tiempo a mi salud mental y dibuje, como no lo hacía hace tanto.

Ese dibujo rondaba en mi cabeza, y expresaba mi miedo, la soledad, los pensamiento irracionales que me llevaron a no querer continuar con mi vida y me preguntaba ¿Qué me motiva? Siempre pensé que estaba solo con el peso de mi depresión, de mi enfermedad, pero esas llamadas, que mis compañerxs me dijeran cosas buenas de mi, lograr finalizar un taller y la actividad física, me hicieron pensar en que cosas me gustaban de la vida y que esas eran las cosas que me motivan.

No fue la primera vez y no fue la última, pero tengo mis rituales para sentirme mejor, algo como mirar el cielo o pasear a mis perros, reír después de un pésimo día, y hay momentos donde no puedo verlos allí se que necesito ayuda y se que tengo un circulo de apoyo dispuesto a dármela.

Aunque mi cuento suena fuerte, suena cruel, suena triste, y un poco quizás lo es, pero yo quiero que siempre sea un recordatorio que no todo en mi cabeza es real, que no estamos solos, que valemos la pena para luchar por un día más.

Yo no conozco a todos lo que están mal, ni todos me conocen a mi, pero si conozco el vacío y el sentimiento de soledad y se que no se quedan allí para siempre, el proceso no es lineal, no es fácil, pero si hay alguna guerra que luchar es esta, porque nada más vale la pena que tú. Como sobreviviente a un intento de suicidio, a mis ideas y de vivir tan de cerca con mi enemigo, de sentir que en verdad estoy jodido, puedo decir que no sobrevivimos solos. Alguien te espera en casa, alguien espera tu msj, alguien te quiere con vida".


- Anónimo (2021)

 
 
 

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